El valor de la palabra: Muchas veces hablamos sin pensar, y ponemos rótulos, clasificamos, y sin querer estigmatizamos. Este tema tan importante en nuestro trabajo en mediación.., resiginificar, reubicar, connotar positivamente, para modificar conductas no productivas en los vínculos y que entorpecen la comunicación eficiente de las personas.
No genera lo mismo en el otro si le decimos … sos un incapaz, no podes hacer nada bien a …. es una pena que desaproveches todo tu potencial …
Las palabras se graban en nuestras neuronas y nos determinan. Se puede revertir, por supuesto, pero cuesta la redefinición y se necesita un trabajo personal o un disparador que nos saque del corner.
Pensando en esto, y en escribir al respecto, busque nutrientes, que comparto con Uds.
La licenciada en psicología Valeria Wittner explica que ¨” los rótulos son una construcción lingüística, una etiqueta identificatoria,.. así como confiamos en la etiqueta del frasco que dice sal, aunque pueda contener azúcar, las etiquetas nos definen, nos califican y nos ubican en un lugar.
Nuestra identidad se forma por la suma de la autoimagen o la valoración de nosotros mismos y de lo que los otros nos devuelven acerca de cómo nos ven.
Las experiencias determina nuestra estructura neuronal, aunque gracias a la plasticidad, y a los hechos y aprendizajes nuevos, pueden modificase aquello que pudo habernos formado o condicionado. Otro deseo o actitud puede redefinirnos o resignificarnos. Sin embargo, no siempre es asi, a pesar de las psicoterapias y experiencias de vida hay personas que nos pueden correrse de aquel lugar que reciben como mandato o imposición familiar.
Lo que nos dicen, lo que hacen con nosotros, el lugar donde nos ponen cuando todavía no podemos ponernos nosotros mismos, más nuestro programa genético u los sucesos del desarrollo prenatal u posnatal, inciden en nuestra constitución cerebral.
El lugar de oveja negra por ej, expresa una dinámica familiar, es probable que esa figura sea necesaria para el grupo por alguna razón de homeostasis, balance o equilibrio del sistema. Muchas veces es necesario tener alguien que ocupe ese u otro rol. Es sabido que es más fácil ver las debilidades de los otros que las propias o aceptar que se tiene horror a la fragilidad.
A veces no es que uno sea, no tenga o no pueda, sino que nos han hecho creer que somos eso, y que estamos inhabilitados para poder o tener aquello que nos parece inalcanzable o imposible.
Meditemos, acerca del valor y el impacto de las palabras. La palabra pesa, condiciona, narrar con autoridad, una anécdota o hecho del pasado distorcionada, crea un recuerdo nuevo, pudiendo ser negativo o positivo.
El pasado se puede redefinir en el presente, cuando se le carga de una connotación positiva o negativa.
El vocabulario y el tono de nuestro discurso suelen ser los ladrillos emocionales de nuestro hogar, son cimientos en el aprendizaje, el desarrollo y en la salud de nuestros hijos.
Construyamos con las palabras dimensiones mejoradas de nuestro entorno que sin lugar a dudas nos ayudaran a todos a vivir mejor.
