Se preguntan muchos, como puede resolverse en pocas reuniones un conflicto que parecía insoportable y de difícil solución.
En primer lugar, para que un conflicto sea mediable debe haber una demanda de su resolución, un pedido de ayuda.
Luego el profesional deberá delimitar el conflicto, recortarlo, establecer su campo de acción, su objeto de trabajo.
Así cuando ingresa la persona y está dispuesta a contar su historia, a confiar, en ese ámbito confidencial que se le ofrece, puede hacer el primer ejercicio que es escucharse, y enfrentarse a lo que cuenta, al como lo cuenta, y a quien se lo cuenta.
Alguien desconocido lo escucha atentamente. Ese desconocido, es el mediador, un profesional entrenado para asistir a las personas.
Sin embargo, luego intervendrá un otro, con otra historia de los mismo hechos.
Cada parte tiene una versión del conflicto que narra, no es ni verdadera ni falsa, es su visión subjetiva. La historia que contamos es una selección personal que hacemos de los hechos en base a nuestras propias percepciones.
El profesional justamente actuará sobre esa específica manera de ver los hechos narrados,
intentando lograr el entendimiento con el otro, la comprensión mutua, así como la
confrontación con otras versiones del mismo hecho, y de la realidad.
Abramos las historias en un marco de confidencialidad, y permitamos la ayuda.
El mediador, construirá puentes de entendimiento.
Crucemos el puente juntos.
Solicite en su mediación privada.
